Todas las emociones son válidas, pero no todos los comportamientos son aceptables
- Athletic Taekwondo Center
- hace 4 días
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Como padres, muchas veces queremos que nuestros hijos estén felices todo el tiempo. Sin embargo, una de las lecciones más importantes que podemos enseñarles es que sentir está bien. De hecho, todas las emociones son válidas. Enojarse, llorar, frustrarse, sentir celos o tristeza… son parte natural de la experiencia humana, incluso en los más pequeños.
Pero aceptar las emociones no significa aceptar cualquier comportamiento. Ahí es donde entra el verdadero reto de la crianza consciente.
¿Por qué es importante validar las emociones?
Cuando le decimos a un niño “no llores” o “no te enojes por eso”, sin querer le estamos enviando el mensaje de que su emoción está mal o que debe esconderla. Con el tiempo, esto puede llevar a una desconexión emocional o a expresiones más explosivas e inadecuadas.
Validar las emociones no es permitir berrinches eternos, es mirar al niño y decirle:
• “Entiendo que estás molesto.”
• “Veo que estás triste.”
• “Es normal sentirse frustrado cuando algo no sale como queremos.”
Esta validación crea conexión y seguridad. Le enseñamos que está bien sentir, y que no está solo en ese sentimiento.
¿Y los comportamientos?
Aquí es donde marcamos límites. Una emoción puede ser válida, pero no todas las reacciones son apropiadas. Por ejemplo:
• Está bien estar enojado, pero no está bien pegarle a otro niño.
• Está bien sentir frustración, pero no está bien romper los juguetes.
• Está bien llorar, pero no está bien gritarle con insultos a mamá o papá.
Los límites no son castigos, son guías. Le decimos al niño: “Tus sentimientos son importantes, pero también lo es cómo los expresas.”
Cómo ayudar a tu hijo a manejar sus emociones:
1. Nómbralas: Ayúdale a identificar lo que siente. “Parece que estás enojado porque no pudiste terminar el juego.”
2. Valídalas: “Es normal sentirse así. A veces yo también me siento así.”
3. Ofrece opciones saludables: “Cuando estés molesto, puedes respirar profundo, hablar conmigo o ir a un rincón tranquilo.”
4. Refuerza el límite con amor: “No está bien gritar. Puedes decir lo que sientes sin lastimar con tus palabras.”
Recuerda…
Las emociones no son el problema, son el lenguaje del corazón. Lo que hacemos con ellas, eso sí podemos enseñarlo.
Tu hijo no necesita que le enseñes a no sentir, necesita que le enseñes a sentir con seguridad y a actuar con responsabilidad.
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